Cuando el fútbol es pasión en familia es una de esas historias que comienzan con un balón y terminan por conquistar corazones. Esta es la historia de Kenay, un portero que llegó a nuestras actividades en abril del 20221 a través de una de nuestras pruebas gratuitas de nuestro Curso Anual y con apenas 5 años ( abajo su primera foto con nosotros ) , desde entonces, se ha convertido en un pilar en nuestra familia.
Kenay no es solo un jugador apasionado; es un ejemplo de intensidad, esfuerzo y, sobre todo, amor por el fútbol. Desde su primer entrenamiento, ha demostrado que el compromiso y las ganas de aprender no tienen edad. Cada semana, nos sorprende con su dedicación. Y aunque ya han pasado varios años desde que comenzó, su entusiasmo sigue siendo el mismo, si no mayor.
Lo curioso es que el amor por el fútbol en la familia de Kenay no termina en el campo. Su madre es una de las mayores aficionadas que hemos conocido. Vive cada entrenamiento y partido con una mezcla de emociones que va del disfrute al sufrimiento, compartiendo con su hijo esa pasión única que solo el fútbol puede despertar. A veces, incluso nos preguntamos quién es más futbolero, si Kenay o ella.
Kenay no solo entrena; se entrega. Cada parada, cada lanzamiento, cada minuto en el campo es una muestra de su carácter decidido. Lo suyo no es simplemente jugar, sino disfrutar del deporte en toda su esencia. Su actitud intensa y sus ganas de aprender son contagiosas, inspirando a sus compañeros y entrenadores por igual.
Pero hay algo que realmente destaca en Kenay: su constancia. Desde que empezó con nosotros, no ha faltado a una sola actividad. Ni el frío, ni la lluvia, ni las inevitables dificultades han logrado detenerlo. Kenay está siempre ahí, en el campo, defendiendo su portería con una sonrisa y una energía que parece inagotable.
Hay momentos que nos marcan y Kenay nos regaló uno de esos. El año pasado, en uno de los días más importantes de su vida, decidió llevar parte de nosotros con él. En su Primera Comunión, entre el traje impecable y la emoción del día, Kenay lució nuestros calcetines. Para él, no eran simples calcetines; eran un símbolo de su amor por el fútbol y del vínculo que ha construido con nosotros.
Ese gesto nos llenó de orgullo y nos recordó por qué hacemos lo que hacemos. No solo formamos alumn@s; formamos personas con valores, pasión y una conexión que trasciende el deporte y estamos muy orgullosos de seguir trabajando en esa línea.
El camino de Kenay apenas comienza. Su intensidad, constancia y amor por el fútbol nos dejan claro que tiene todo lo necesario para llegar lejos, y no , no hablamos del fútbol sino de todo aquello que se proponga fuera de él. Y mientras siga entrenando con nosotros, sabemos que veremos grandes cosas de él, porque lo suyo no es solo jugar, sino vivir el fútbol al máximo.
Porque a veces, las grandes historias no empiezan con un gol, sino con un niño de 5 años que decide ponerse los guantes y dejar su corazón en cada parada. Y Kenay, sin duda, está escribiendo una de esas historias que nunca olvidaremos.
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