Así es , habéis leído bien , soy madre , psicóloga y me gusta el fútbol …
Mis hijos juegan en fútbol base y, al mismo tiempo, trabajo en la etapa de Educación Infantil y Primaria.
Doble ventaja a la hora de iniciar esta reflexión para todos vosotros, padres y madres.
El fútbol, más que cualquier otro deporte, implica elevadas expectativas de futuro para muchas familias. Desde que muchos niños, y algunas niñas (cada vez más) se inician espontáneamente en el toque del balón, las cabezas de muchos padres y madres piensan, sin quererlo, que tienen un futuro “Messi o Ronaldo” en casa que potenciar como proyecto de vida.
¡Qué gran error!
El fútbol base, el fútbol como
Es una actividad de desarrollo motriz, de coordinación corporal, de equilibrio, de relación entre los niños y niñas, de aprendizaje de normas sociales, de respeto, de empatía, de disfrute, de aprendizaje de lo qué es el éxito y el fracaso y, sobre todo, de cómo afrontar los estados emocionales.
Los padres somos el modelo de referencia, de cómo dar respuesta a estos sentimientos y reacciones.
Cuando jugamos con ellos y ellas, tanto para enseñarles “la técnica perfecta del toque de Xavi” como cuando nos enfadamos porque han fallado el penalti.
Les estamos mostrando la reacción que tendrán cuando jueguen en el campo, si es que compiten en ligas infantiles, o en el cole con sus compañeros de clase.
Debemos mostrar actitud de control, de “no pasa nada si fallo”, de tener que volver a intentarlo para mejorar la práctica del tiro, de alegrarme porque el gol ha llegado al hacer el pase al compañero…
Porque, sobretodo, el fútbol es un deporte colectivo, y tanto, el éxito como el fracaso, son el resultado de la relación de todo los miembros del equipo.
En otro momento, entraré a valorar los comportamientos y actitudes de los “profesionales del fútbol como entrenadores”, como “docentes” de estos valores y de la técnica que, es por supuesto, como todo en esta vida, fundamental para realizar, o al menos intentarlo, un buen partido.
Es tarea nuestra, como padres, enseñarles todos los días, no para jugar al fútbol, si no desenvolvimiento en la vida diaria, las normas sociales básicas de respeto a los demás, así como el apoyo emocional ante la frustración.
Ese sentimiento cuando no consiguen (o no conseguimos) lo que quieren en un momento determinado y a aprender a esperar para lograrlo o quizá nunca alcanzarlo.
Como en nuestra vida diaria, los padres sentimos en muchas ocasiones la necesidad de compensar nuestra “falta personal física en casa” con premios materiales y consentimientos de conductas no adecuadas para evitar, eso que tantas veces oigo en mi trabajo con familias, “que sufran”.
Los niños y niñas tienen que aprender que se “sufre”, que no todo se consigue a la primera, que hace falta esfuerzo y ayuda de los demás…
Para ello , el fútbol ofrece un “laboratorio” fantástico para ponerlo en práctica junto con otros padres, los otros niños y los entrenadores.
En “los partidos de los sábados” parece que todo es ganar o perder: los niños se vienen abajo en cuanto el equipo contrario les mete el primer gol.
Observo y siento, primero como madre, esa conducta en mis hijos, me pongo en su lugar, y enseguida les animo desde la grada: “vamos, vamos, no pasa nada, a seguir…”
Ese es el primer mensaje, no se consigue a la primera, la lucha contra la frustración, el seguir peleando hasta el final (como en la vida de los adultos) aunque el resultado no siempre sea el deseado.
Tienen que “aprender a escuchar” que los otros saltan de alegría, se abrazan y los otros padres se alegran y les aplauden.
Hacen falta programas de entrenamiento en técnicas psicológicas para ello y, por tanto, es necesaria esa formación específica en los entrenadores y en los padres, nosotros, ánimo, siempre ánimo y apoyo, no recriminación ni gritar el porqué del fallo del portero, del defensa…
He observado tantas veces esas “remontadas” de equipos que iban perdiendo…
Pero que mantienen, como clave, la estructura de equipo, sin potencialidades excesivas de algunos jugadores en concreto, del éxito final, además de “la suerte”, que también está ahí, presente, como en la vida.
Aquí, psicológicamente hablando, las expectativas de auto-eficacia, de lo que cada niño y niña cree que puede y es capaz de hacer, intentar, con los otros es otra de las variables fundamentales en el desarrollo de las personas para su éxito personal.
El fútbol, pasa a ser un nuevo centro de desarrollo además de cada uno de nuestros hogares.
Así que, aprovechemos todo lo bueno que nos da el fútbol como deporte.
Como lugar para poner en prácticas comportamientos y como escenario de disfrute para todos, pequeños y mayores.
Me reitero , soy madre , psicóloga y me gusta el fútbol …
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